El cumpleaños de un amigo, merendar con los compis de clase, hacer tour de piscinas, el partido de fútbol, el festival de música, la graduación… este es un ejemplo de las agendas sociales de nuestros peques, que dejan poco lugar a otros planes familiares.

Muchos niños tienen más compromisos sociales que los propios padres, que se ven abocados a hacer exclusivamente las actividades que están programadas para sus hijos, dejando al margen otras que tendrían como protagonista a toda familia. Si está bien o mal, será algo que determinen los especialistas en educación infantil, pero el sentido común dicta que, quizá, habría que poner un límite a tanto cumpleaños, tanto parque de bolas y no permitir que esto marque continuamente la agenda familiar. Hay eventos que no debemos perdernos, como una graduación, un partido del equipo de nuestro hijo, o una actuación, ¿pero debemos agendar todos los fines de semana con cumpleaños y otras actividades similares?

Es más una cuestión de padres que de hijos, que tememos que si nuestros peques no participan en estas actividades, se quedarán aislados socialmente. Pero en el punto medio está la virtud, no es lo mismo el cumpleaños de su mejor amigo, que un cumpleaños colectivo con toda la clase, por poner un ejemplo.

Además, a lo largo de todo el curso les cargamos con actividades extraescolares, ya sea porque estamos ocupados trabajando y no podemos atenderlos o porque queremos que aprendan todo aquello que nos hubiera gustado aprender a nosotros…

Tan acostumbrados están los peques a estar todo el día ocupados y a una vida social ajetreada, que llega la época estival y después de ir a las colonias, al cursillo de natación o al campus de tenis, tenemos un “problema”, y es que los niños no saben aburrirse… ¿quién no se ha aburrido en verano?. Quizá nuestros hijos también lo necesiten 😉